domingo, 2 de diciembre de 2012

El Walkabout de un Jerezano

Álvar y Álvar. No me digáis que no tienen un aire
Cuando uno es bautizado con el sonoro nombre de Álvar está condenado a escoger entre dos destinos (ambos honorabilísimos): ser el padre de Vickie en una serie infantil o dedicarse a la épica de la conquista. Si además te apellidas Núñez Cabeza de Vaca y has nacido en Jerez de la Frontera a finales del XV (o principios del XVI, según las fuentes), lo primero resulta algo complicado, así que Álvar Núñez Cabeza de Vaca eligió la segunda opción... y la bordó, vamos, tanto que nos va a dar para más de una entrada en el blog. Don Álvar habría pasado a la historia por varias de las acciones de su vida, pero hoy nos vamos a centrar en su primera gran expedición por Norteamérica que, aunque comenzó haciendo de la necesidad virtud, terminó siendo un impresionante paseo de unos ocho (8) años por el sur de los actuales EEUU y norte de Méjico.

Nuestro Álvar inició su andadura en la conquista como tantos otros en aquellos años, enrolándose en la flota organizada por otro conquistador de sueños dorados. En su caso mostró gran valor desde el mismo momento de tomar esa decisión ya que se enroló nada menos que con don Pánfilo de Narváez, uno de los pioneros que menos honor había cosechado hasta entonces (y el final iba a ser peor). Don Pánfilo había ido haciendo honor a su nombre en sus varias apariciones en la historia de América: ora masacrando indios en Cuba sin sentido alguno, ora siendo incapaz de hacer volver al redil a Hernán Cortés tras encargo del Gobernador Velázquez... Cortés le derrotó en Zempoala, Pánfilo fue apresado y humillado antes de regresar a España (quiero decir, a la actual España. Formalmente don Pánfilo nunca salió de España) donde, incomprensiblemente, le encomendaron una nueva misión muy por encima de sus capacidades. Como todas las anteriores, vamos. En esta ocasión don Pánfilo recibió la encomienda de conquistar Florida y a él se le metió en la cabeza buscar por allí la fuente de la eterna juventud. En fin, varias muestras de ineptitud y salvajismo después dieron con toda su expedición, de más de 600 hombres, en el otro barrio a excepción de poco más de una docena, con los que iniciaremos nuestra aventura de hoy, esta sí meritoria y relevante. Lamento informar, por cierto, de que Pánfilo de Narváez era segoviano, de Navalmanzano, cerca de Coca y Nava de la Asunción. Y no estoy mirando a nadie...

Comienza un walkabout de 8 años


La expedición de don Pánfilo partió de Sanlúcar de Barrameda en Junio de 1527 y fue un desastre, como no podía ser de otra manera. Los expedicionarios sufrieron múltiples penurias, epidemias, huracanes, rebeliones, traiciones, escaramuzas con los indios y casi cualquier cosa que os podáis imaginar, incluido el canibalismo:

"Partidos estos cuatro cristianos, desde a pocos días sucedió tal tiempo de fríos y tempestades, que los indios no podían arrancar las raíces, y de los cañales en que pescaban ya no había provecho ninguno, y como las casas eran tan desabrigadas, comenzóse a morir la gente, y cinco cristianos que estaban en el rancho en la costa llegaron a tal extremo, que se comieron los unos a los otros, hasta que quedó uno solo, que por ser solo no hubo quien lo comiese"

Una vez dada por finiquitada la expedición original, quedaron algunos grupúsculos de  hombres, generalmente en un pésimo estado, dispersos en una isla y zonas pantanosas aledañas en el Golfo de Méjico. Tan mal lo pasaron allí que dieron en llamar a esa isla "Isla del Mal Hado" (de esta isla, actual isla de Galveston, volveremos a hablar en otro episodio sin ninguna relación con este que sucederá 250 años después). De todos ellos, el más destacado y el que dejó referencia escrita de todo lo que vivió fue nuestro amigo Álvar Núñez Cabeza de Vaca, que además pasó la mayor parte del tiempo separado del resto de los supervivientes. En algún momento de finales de 1528 la situación llegó a ser desesperada en extremo. Intentando salir de la isla en la que estaban sufrieron un nuevo naufragio en el que murieron otros tres "cristianos", el resto estaba en un estado poco menos que calamitoso:

"Los que quedamos escapados, desnudos como nacimos y perdido todo lo que traíamos, y aunque todo valía poco, para entonces valía mucho. Y como entonces era por noviembre, y el frío muy grande, y nosotros tales que con poca dificultad nos podían contar los huesos, estábamos hechos propia figura de la muerte. De mí sé decir que desde el mes de mayo pasado yo no había comido otra cosa sino maíz tostado, y algunas veces me vi en necesidad de comerlo crudo; porque aunque se mataron los caballos entretanto que las barcas se hacían, yo nunca pude comer de ellos, y no fueron diez veces las que comí pescado. Esto digo por excusar razones, porque pueda cada uno ver qué tales estaríamos."

Una representación, un tanto tétrica, del paseo de Cabeza de Vaca.
Tomada de  http://www.texasbeyondhistory.net
Entre 1528 y 1535 (siete años, se dice pronto), Cabeza de Vaca convivió con las tribus de la zona en la que habían naufragado. Al principio era una piltrafa humana consumida por la enfermedad y que vivía poco más o menos que de la caridad de los indios, pero poco a poco él y sus compañeros fueron recuperándose y fueron obligados a trabajar. De hecho, durante buena parte de los años que anduvieron por la zona fueron comprados, vendidos, huidos, capturados y vueltos a huir. Mucho de ese tiempo estuvieron como esclavos al servicio de distintas tribus y familias; otra parte del tiempo en un estado de semi-libertad e incluso ejerciendo de comerciantes entre las distintas tribus de lo que hoy es Tejas. Un hecho esencial, que probablemente salvó la vida de los que a la postre serían cuatro únicos supervivientes, sucedió tras una de sus fugas. Según lo refiere el propio Cabeza de Vaca:

"Aquella misma noche que llegamos vinieron unos indios a Castillo, y dijéronle que estaban muy malos de la cabeza, rogándole que los curase; y después que los hubo santiguado y encomendado a Dios, en aquel punto los indios dijeron que todo el mal se les había quitado; y fueron a sus casas y trajeron muchas tunas y un pedazo de carne de venado, cosa que no sabíamos qué cosa era; y como esto entre ellos se publicó, vinieron otros muchos enfermos en aquella noche a que los sanase, y cada uno traía un pedazo de venado; y tantos eran, que no sabíamos adónde poner la carne."

Por absoluta casualidad habían adquirido fama de sanadores, lo que les permitió no solo subsistir, sino tener más posibilidades de movimiento entre las distintas tribus, ya que se corrió la voz de su capacidad sanadora.

La epopeya de Cabeza de Vaca y sus tres compañeros de viaje es notable por muchos aspectos, no solo el puramente físico, ya que no deja de ser sorprendente que resistieran semejante viaje en las condiciones que relataron (aunque apliquemos a estas condiciones un no pequeño factor de corrección a la baja), sino, sobre todo, el impresionante legado que supuso el relato del viaje. Por cierto, todas las citas de esta entrada pertenecen a este relato, escrito por Cabeza de Vaca bajo el título "Naufragios", publicado en 1542 y que podéis encontrar integro en la red, por ejemplo aquí. Recomiendo vivamente su lectura, que además no se hace pesada en absoluto, a pesar de que sea a veces difícil seguirlo en castellano antiguo y bastante florido. 

"Naufragios" es un espectacular relato, no ya de un viaje, ni de los sufrimientos que padecieron don Álvar y los suyos, sino, sobre todo, un tratado etnográfico de primera magnitud. Es la primera descripción de los usos y costumbres de los indios de Norteamérica de la que tenemos constancia y también es la primera vez que aparecen palabras de origen americano en un libro en castellano. Cabeza de Vaca se mezcló sin duda con diversos grupos tribales del sur de EEUU y, aunque no hay duda que algo de ayuda divina debió recibir para sobrevivir, está claro que puso todo de su parte para adaptarse a las circunstancias y conocer a los locales. Este esfuerzo le permitió sobrevivir y generó en él un aprecio por los indígenas que le costaría caro en la segunda parte de su vida. Todo esto lo volcó en "Naufragios", donde no se limitó a relatar sus penurias de forma más o menos exagerada, que lo hizo, sino que dejó un detalladísimo estudio de muchos de los pueblos con los que convivió y las cosas que vio (como la primera descripción de los bisontes, por ejemplo). Como muestra, para que veáis el estilo y os pique la curiosidad por leerlo entero:

"Adelante, en la costa del mar, habitan otros que se llaman Doguenes, y enfrente de ellos otros que tienen por nombre los de Mendica. Más adelante, en la costa, están los quevenes, y enfrente de ellos, dentro de la Tierra Firme, los mariames; y yendo por la costa adelante, están otros que se llaman guaycones, y enfrente de éstos, dentro en la Tierra Firme, los iguaces. Cabo de éstos están otros que se llaman atayos, y detrás de éstos, otros, acubadaos, y de éstos hay muchos por esta vereda adelante. En la costa viven otros llamados quitoles, y enfrente de éstos, dentro en la Tierra Firme, los avavares. Con éstos se juntan los maliacones, y otros cutalchiches, y otros que se llaman susolas, y otros que se llaman comos, y adelante en la costa están los camoles, y en la misma costa adelante, otros a quien nosotros llamamos los de los higos. Todas estas gentes tienen habitaciones y pueblos y lenguas diversas. Entre éstos hay una lengua en que llaman a los hombres por mira acá; arre acá; a los perros, xo; en toda la tierra se emborrachan con un humo, y dan cuanto tienen por él. Beben también otra cosa que sacan de las hojas de los árboles, como de encina, y tuéstanla en unos botes al fuego..."

He llegado a encontrar alguna página americana en la que califican a Cabeza de Vaca como el "primer gran escritor americano (en el sentido de estadounidense, claro)". No sé si será exagerado o no, pero como apropiación no me negaréis que no está mal. 


La ruta seguida por los cuatro no está clara al 100%, hay distintas interpretaciones. Aquí os dejo una (que por alguna razón que se me escapa, está en alemán), pero ya os digo que hay muchas más. En ella ya podéis observar que Cabeza de Vaca regresó a la civilización (o así) en Culiacán, donde llegó en 1536, nueve años después de zarpar de Sanlúcar y ocho después del naufragio en Galveston. Desde allí volvió a la corte, donde pasó unos años antes de su segundo periplo americano, del que ya hablaremos algún día.

Cabeza de Vaca es una muestra más de "conquistador" que rompe el estereotipo de salvaje sediento de oro y sangre. Por mucho que se empeñen los nigérrimos hubo mucho más que eso en los tres siglos en los que España dominó casi absolutamente América. Muchísimo más.

PD. Hay una película Mejicana basada en los "Naufragios" y protagonizada por Juan Diego que aún no he visto pero tengo encargada a mi proveedor habitual. Se titula "Cabeza de Vaca".

PD2. Para los que me piden que redondee los artículos con una referencia a la actualidad, todo esto tiene muchísimo que ver con la prima de riesgo, o con la secesión de Cataluña. O algo. ;-)

PD3. Dedicado a nuestros amigos y familia, por estar ahí. Gracias a todos.

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